¡Noche de chicas!
Las
veintitrés de la noche, arreglada con un vestidito blanco ajustado con tacón de
aguja de unos ocho centímetros de color dorado, collar y pulseras doradas y
negras con el pelo liso y suelto con algunos mechones ondulados dándole un poco
de forma a esa melena de media espalda. Predispuesta a darlo todo, una cena
tranquila con vinito a la luz de las velas, tomar algunas copas en una terraza
para luego acabar en nuestra discoteca de siempre. Todo ello con la compañía de
mis amores, toca noche de chicas con mi amiga P, L e I. Se presenta interesante
y como siempre divertida, son de aquellas noches que mientras te arreglas tienes
ese nervio o inquietud sobre ¿qué pasará esta vez? ¿Será una noche más?
Como
siempre llevaba esos quince minutos de retraso y os advertimos de algo (chicos)
da igual a la hora que empecemos a arreglarnos ya que una mujer, como norma
general, llegará un poco tarde pero no por naturaleza ¿eh? que lo hacemos por
vosotros para que os sintáis como caballeros esperando a que la señorita haga
acto de presencia para que os deslumbréis mientras nos acercamos, sino pensad, ¿Quién
llega primero al altar el chico o la chica? Está claro, sin duda os entrenamos
para aquel día, al final debéis de estar agradecidos. Pero esta noche no había
excusa no me esperaba mi chico, me esperaban mis amigas y ellas no tienen
piedad me lo recriminan y echan en cara hasta una vez sentadas en el
restaurante, y aún con la cocina abierta. Pobre de mí el día que lleguemos y
esté cerrada. Una vez pasada la cena, comido y bebido como la ocasión merece
toca mi momento preferido, esas primeras copas entre amigas mientras que nos
ponemos al día y tanteamos el terreno para encontrar de una vez la pareja para
nuestra soltera del grupo. Mi apoyo y comprensión por todos aquellos solteros/as
que tienen que aguantar a sus amigos y su empeño por emparejarla con cada
chico/a que pasa por su lado.
Ya
contentas, con ese punto que todo nos hace gracia, momento en el que las
conversaciones comienzan a no tener sentido alguno, y donde los chistes malos
son los protagonistas del humor nos disponemos a entrar en nuestra discoteca.
Entre bailes, vueltas para continuar buscándole, en nuestro caso, ese chico
para nuestra soltera, alguna copa más, encuentro con otros amigos, la noche
entra en la etapa en la que dejamos de acordamos de muchos detalles, en la que
comenzamos a pensar más en el desayuno y nuestro dios se llama casa y cama. Una
noche de Vanesa Falqué entre amigas.
Esta es una de
mis noches, tan necesarias como las noches de Solamente tú y yo…
igualmente adorables y apasionantes, fundamentales para hallar esa estabilidad
necesaria para ser felices. No podemos cegarnos ni enfocar toda nuestra vida en
la pareja, ni en las amistades, ni siquiera en la familia, la virtud está en el
equilibrio y son estas noches como las que paso en familia cenando o celebrando
algún evento, las que me dan equilibrio y ganas de que al día siguiente desee
vivir de nuevo al 100% con mi pareja, amigas o familia. Igual de recomendables
y divertidas son las noches donde nos juntamos las amigas con nuestras parejas,
familia y parejas, o todo en uno.
¿Por qué compartir una noche mía? ¿Qué tiene de especial? Pues en realidad nada, tan solo me apetecía ofrecer un poco más de mí y compartir mi experiencia personal el camino que sigo para mi felicidad, ya que me he encontrado con pacientes/amigos que no cuidaban ambos mundos y otros que no sabían llevarlos paralelamente ni en conjunto. Quería dar mi clave, mi éxito que es alternar, así combatimos la rutina y el aborrecimiento, de este modo estamos continuamente deseando vivir una nueva experiencia, ya sea con nuestra pareja, amigas, en conjunto o bien con nuestra familia. Soy feliz y lo quería compartir por si a alguien le sirviera o ayudara. Luchemos por nosotros y nuestro bienestar, sintiéndonos nosotros bien nos será más fácil hacer felices a la gente de nuestro alrededor que queremos y nos importa.
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